La Nave Escénica y Sindicato de Maravillas aúnan nombres, fuerzas y amor por el teatro. Desde la primera, cuentan más sobre esta “fusión inédita”.
Por Micaela Fe Lucero
A principios de marzo pasado, y a punto de cumplir 11 años, La Nave Escénica compartió en su Instagram una dura noticia: “A 20 días de la renovación del alquiler, nos comunicaron que no nos renuevan el contrato, porque por ‘problemas económicos’, deciden vender el espacio físico. Situación que nos deja sin margen de acción, al borde de la desesperación, y con total incertidumbre del rumbo a seguir. Un proyecto inmenso cargado de proyección está corriendo el riesgo de ser borrado de un plumazo por la especulación inmobiliaria glotona, a la que no le importa nada”.
Si el mensaje era claro como el agua, el panorama lo era mucho menos. La tristeza y el enojo se extendieron entre la comunidad escénica cordobesa que quiere y valora a la sala que se ubicaba en Ovidio Lagos al 500.
Tiempo después, el panorama empezó a aclararse y se anunció la unión de Sindicato de Maravillas y La Nave. Ahora, con agosto ya encaminado, podría decirse que la alianza ha terminado una etapa inicial de concreción y que ya La Nave “reside” en Sindicato. Camila Murias y Diego “Cone” Haas respondieron a las preguntas de Criatura para ampliar cómo se materializa esta fusión.
–¿Cuándo y cómo nació la propuesta de Sindicato de Maravillas?
–A una semana de que nos avisen que no nos renovarían el contrato de alquiler, nos escribió Luciano Delprato para invitarnos a asociarnos con Sindicato de Maravillas. En ese momento, él y sus socios estaban a dos semanas de abrir la sala. Fue todo sin saber cómo sería, pero asegurando que ellos también necesitaban de nosotrxs para llevar a cabo la gestión de dicho espacio.
La propuesta por supuesto que fue una sorpresa. Aún en shock por nuestra situación, no dimos una respuesta concreta en ese momento. A la decisión la fuimos tomando con el correr de las semanas y los meses, entre reuniones e ideas de cómo sería esta unión.
–¿Qué implica y cómo están llevando adelante la unión a nivel material?
Hicimos un inventario de las cosas materiales con las que contamos y a su vez un análisis de lo que se necesitaba en el Sindicato para potenciar el funcionamiento. Así, a algunas cosas las instalamos en la nueva dirección, como las gradas (a su vez, invertimos en ampliarlas, considerando que es un espacio más grande que el de Ovidio Lagos 578); equipamiento técnico; mobiliario para camarín; bar.
Igualmente, seguimos en proceso de remodelación espacial, planificando realizaciones de infraestructura para seguir ampliando la capacidad y funcionamiento del espacio.
Por otro lado, hicimos una división de áreas, incorporándonos de lleno en la programación y gestión institucional, incorporamos también nuestros Talleres de Formación y estamos en permanentes reuniones societarias para encontrar una simbiosis entre todas las áreas del proyecto. Por último, estamos analizando formalizar esto bajo una figura jurídica, viendo cuál es la más conveniente con el perfil, para así concretar está fusión inédita de proyectos.
–¿Cómo se sienten hoy, cuál es la mirada hacia adelante? Además, ¿consideran quizás en algún momento volver a un espacio solo de La Nave, o por ahora no entra en consideración?
–Hoy por hoy nos encontramos bastante cansadxs física y emocionalmente, fueron y son meses intensos, un gran cambio que, pese a saber que en algún momento pasaría, no nos esperabábamos. El proyecto de La Nave tiene 11 años de recorrido y esto de quedarnos sin el espacio físico que nos albergó durante este largo tiempo nos hace dar cuenta de que justamente el proyecto es fuerte por sí mismo y que el viaje continúa, lxs mismxs artistxs y espectadorxs nos hacen sentir la solidez que tiene La Nave de por sí y es lo que nos motoriza a seguir craneando el vuelo, del modo que sea.
Julio nos dejó sin aliento, con las manos ásperas y el cuerpo cansado de desmontar una sala y en el medio seguir con el funcionamiento en el nuevo espacio, con reuniones de la nueva sociedad creando modos de fusión y acuerdos. Pero, a su vez, con la tranquilidad de que podemos continuar el vuelo de distintas formas, nos siguen apareciendo propuestas hermosas, como la de producir talleres en otros espacios y eso nos significa mucho.
A su vez, el deseo de la vuelta a un espacio propio para aterrizar La Nave continúa, tenemos comunicaciones empezadas y hemos planteado la necesidad de un espacio donde no haya que depender de una inmobiliaria. Pero eso es algo que está ahí, a la espera, no depende mucho de nosotrxs. Es por eso que, más allá de esa búsqueda, nos basamos en lo real y lo posible, lo que está a nuestro alcance para no apagar el motor y seguir siempre yendo al 100% en pos de lo que el proyecto pide y necesita.
Abarcamos todas las opciones que pudimos en está situación, la idea es que no se cierre un espacio. Por eso: sí, la búsqueda sigue en pie, pero no dejamos en pausa el viaje. Hoy seguimos funcionando en Libertad 326, inventando una fusión con el Sindicato de Maravillas, buscando potenciar las propuestas.
Imagen de portada: Gentileza Diego Lucero, Art Vandelay Productora (@diegolucero_vandelay)