La obra de Juan Mayorga se estrena con puesta cordobesa bajo la dirección de Luciano Delprato. Primera producción de la Compañía Sindicato de Maravillas.
Por Micaela Fe Lucero
“Un taciturno estudiante de secundaria entabla una intensa relación con su profesor de literatura, a medida que va entregando unas inquietantes historias por entregas que lo tienen a él y a la familia de uno de sus compañeros de curso como inesperados protagonistas. Los límites entre la ficción y la realidad se van borroneando en un ambiguo viaje hacia el misterio de la adultez, el amor y la literatura”.
Esa es la sinopsis de El chico de la última fila, obra del dramaturgo español Juan Mayorga que llega ahora a Córdoba con puesta local, en la primera producción oficial de la Compañía Sindicato de Maravillas. La pieza estrenó el fin de semana del 7 de octubre en el marco del Festival Internacional de Teatro Córdoba Mercosur, con el que se coprodujo la obra.
Luciano Delprato, su director, en diálogo con Criatura cuenta cómo nació el proyecto: “Tengo un gran amigo, Germán Brignone, doctor en letras y estudioso del trabajo de Mayorga. Hacía años veníamos con la idea de hacer acá una obra de él, y entre una cosa y otra, yo no podía. Hasta ahora”.
Delprato tuvo que hacerse un lugar entre proyectos fuera de Córdoba y la creación de Sindicato de Maravillas, sala que inauguró en abril pasado y cuya puesta en marcha tomó años de planificación y decisiones. Finalmente, su apertura fue la puerta para dar luz verde a esta obra.
“Se abrió un claro para montar un espectáculo de Mayorga. De entre toda su obra, yo elegí El chico de la última fila, que es un espectáculo interesante, uno de los más representados de él. De hecho, François Osson, director belga, lo llevó al cine en una película titulada En la casa, muy fiel del argumento del texto de Mayorga. Lo elegí porque yo trabajo mucho con muñecos, hago teatro de objetos para adultos desde hace muchos años, y tenía ganas de montar un espectáculo que mezclara manipulación de objetos, muñecos de mesa y actores, que es una de las cosas que más me gustan, mezclar esos dos niveles. Este material me venía como anillo al dedo porque tiene historias dentro de historias, tiene niveles ficcionales y metaficcionales. Yo tenía el plan de armarme un dispositivo escénico para poder contar con muñecos esas historias dentro de historias”, explica.
– ¿Ahí convocaste a Jorge Monteagudo (uno de sus socios en Sindicato), Lorena Cavicchia y a Gonzalo Parejas?
–Convoqué inmediatamente a Lorena y a Jorge, que son actores que me gustan mucho y con los que he trabajado varias veces ya, son amigos además. Después, para el personaje del estudiante, que es un adolescente, un chico de 17 años, hice un pequeño casting con distintos actores jóvenes de Córdoba. Todos muy buenos, la verdad es que hay una calidad actoral muy grande en la ciudad. Nos quedamos con Gonzalo, que nos pareció idóneo, perfecto para el papel y que generó una química muy buena y muy rápida con Jorge y Lorena. Ellos han trabajado muchas veces juntos en Teatro Minúsculo, pero bueno, con Gonzalo era la primera vez y la química fue perfecta.
Actorxs y títeres, historias y metahistorias
Hay un detalle en el flyer de la obra que puede llegar a pasar desapercibido. En la frase “teatro de objetos”, la palabra “objetos” está tachada, en consonancia con el estilo del resto de la pieza. ¿Puede ser un guiño? Quizás, especialmente considerando que la obra que Luciano Delprato dirigió en uno de los laboratorios de creación del Festival de Rafaela 2023, se catalogó como “teatro de objetos sin objetos”.
Consultado por ese detalle y por cuál es su nivel de importancia, Delprato expresa: “Bueno, yo tengo un berretín, desde hace muchos años, con ciertos objetos, con los muñecos, con el mundo titiritesco en general, sobre todo con el mundo de títeres para adultos. El mundo de los objetos aplicado al teatro para adultos, en el sentido de que se puede explotar el lado más siniestro, más extraño, más perturbador que tienen los objetos, ¿no? Los objetos también son talismanes, son objetos mágicos, son tótems, son armas… No sé, el mundo de los objetos es un mundo muy complejo y muy extraño. Y entonces, puesto en función de un espectáculo para adultos, se vuelve un mundo muy interesante”.
“Pero lo del flyer es un poco como una obra. La obra transita en la idea de literatura y de la idea de escribir y corregir, que el escribir es corregir, ¿no? Eso está ahí constantemente. El chico de la última fila trata sobre, básicamente, el vínculo de un profesor de literatura y su alumno adolescente, que descubre que tiene un gran talento para la literatura y va aprendiendo a escribir a lo largo de la obra. Y ese aprendizaje lo lleva constantemente a corregir y reescribir, tachar y borrar, y volver a escribir. A la vez, es teatro de objetos, pero también tiene mucha actuación. Así que sí, es una especie de broma, de guiño. Hay un trabajo en la obra donde los objetos y los actores están tratados con la misma jerarquía, ¿no? Entonces tiene sentido por ese lado”, completa.
– Jorge Monteagudo es el profesor y Gonzalo Parejas el estudiante. ¿A quién interpreta Lorena?
–Lorena es Juana, que es la esposa del profesor de literatura, que tiene una trama paralela. Ellos constituyen una pareja de intelectuales, digamos, de clase media-alta, donde él es un fanático de literatura y ella una marchand de arte contemporáneo que trabaja en una galería que corre peligro de cerrar. Un personaje muy interesante que plantea intenciones entre la idea justamente de arte contemporáneo y la literatura como un lugar más tradicional, más decimonónico
“Es una obra muy compleja. El envoltorio es simple, pero el desarrollo temático de la obra es muy complejo, sobre todo porque es una obra que habla sobre la literatura. Sobre la relación que hay entre la ficción y la realidad, la literatura. Entonces, esos temas evidentemente tienen un poco el tamaño de la humanidad toda”, concluye.
Primer semestre de Sindicato
Antes de cerrar, se impone pedirle un pequeño balance de estos primeros meses de Sindicato de Maravillas (SDM), ya no solo como sala sino también desde este lugar de producción que da a luz a El chico de la última fila como primer proyecto.
“Bueno, por un lado, uno de los objetivos de Sindicato es constituirse como centro no solamente de exhibición de arte escénica, sino también de producción. Entonces, este es como el primer puntapié como compañía de producción artístico-escénica, que es uno de los objetivos que tiene entre sus múltiples aristas, porque SDM es un proyecto complejo, que tiene muchas patas diferentes: gastronomía, vida nocturna, artes escénicas, es un proyecto bien híbrido. Así que esta es la primera producción, nuestra prueba piloto como compañía de producción”.
Y suma: “En estos seis meses, la verdad es que el espacio está funcionando muy bien, se instaló muy rápidamente en el campo cultural de la ciudad. Como es un proyecto muy ambicioso, nos falta muchísimo, estamos muy lejos de estar conformes con todas las áreas. El siguiente paso que esperamos poder concretar a fin de año es largar el sistema de suscripciones. Una suscripción con la que te podés afiliar al Sindicato, que te de una membresía con la que accedés a una serie de beneficios: entradas gratis al teatro, cenas, descuentos, espectáculos nocturnos, merchandising de SDM, todo un combo de beneficios exclusivos para suscriptores que queremos lanzar a fin de año, para que sea efectivo el año que viene”.
Coordenadas de “El chico de la última fila”
Única función y última del año: viernes 13 de octubre a las 20:30, en Sindicato de Maravillas-La Nave Escénica (Libertad 326). Entradas disponibles en antesala.com.ar/evento/1645
Ficha técnica
Escrita por: Juan Mayorga. Actúan: Lorena Cavicchia, Gonzalo Parejas y Jorge Monteagudo. Asistencia de dirección y dramaturgismo: Germán Brignone. Puesta en escena y dirección: Luciano Delprato. Fotografía: Gentileza del equipo.